Roy Campos en exclusiva nos ofrece su opinión el experimentado analista de opinión pública, para tener un panorama más amplio sobre la transferencia de la vida empresarial al quehacer proselitista dejando en ocasiones los gobiernos políticos a un lado
Por David Dorantes
CIUDAD DE MÉXICO, Distrito Federal.- En la década de los 80 en Inglaterra y Estados Unidos incursionaron políticas económicas conocidas como del neoliberalismo, teniendo una repercusión posterior en países como México. En sus dos primicias básicas, esta corriente se basa en su primer principio de laisser faire (dejar hacer), en el segundo indica que debe existir la libre competencia. Estos ideales fueron las tierras fértiles para una nueva clase de políticos; mientras los tradicionales predominaban la escena política nacional, en las cúpulas partidistas empezaban a irrumpir una nueva clase de nuevos hacedores de la política emanados del sector empresarial.
Es desde adentro del Partido Acción Nacional (PAN) donde se empezaron a desplazar a los candidatos tradicionales por eminentes empresarios; para finales de los años 80´s una fuerte corriente de estos nuevos hacedores empezaron impulsar a la política tradicional y hasta el lado ortodoxo del panismo.
Con la llegada de Carlos Salinas de Gortari, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) buscaba una nueva figura de política para la sucesión presidencial, aunque no era emanado de la clase empresarial, Luis Donaldo Colosio representaría un rostro fresco, joven y de fácil posicionamiento en la opinión pública que bien pudiera contrastar contra las nuevas caras empresariales ataviados de candidatos panistas.
El ‘voto del dolor’ le concedió la sucesión presidencial a Ernesto Zedillo Ponce pero el movimiento empresarial empezaba a tomar fuerza; así es como llega seis años después a Los Pinos el panista Vicente Fox Quesada, formado en la cúpula corporativa mundial de la gigante Coca-Cola.
En la actualidad tanto PRI, como el PAN y hasta el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ya tienen como una práctica constante la incursión de empresarios con la finalidad de suministrarse de recursos económicos, así como también la atracción de los votos ciudadanos. Es así como los mal llamados “neopolíticos” se han ido apoderando de las diferentes posiciones de la escena política, desde las estructuras internas de los partidos, puestos de elección popular hasta las altas posiciones de las administraciones públicas locales, estatales y federales.
“Creo que llamarles ‘neopolíticos’ a los emanados del sector empresarial es un error, primero porque a pesar de no haber participado como candidatos sí han estado ligados al poder, y segundo porque deja fuera a los verdaderos ‘neopolíticos’ que son los emanados de los sectores sociales o académicos, que se caracterizan por su juventud y sus ganas de cambio. Creo que la principal diferencia tiene que ver con la visión de mundo, de Estado, los políticos emanados del sector empresarial difícilmente se preocupan por el concepto del Estado, más bien buscan criterios contables a la administración. Pierden de vista que un gobierno no se maneja como empresa, consideran como logros, por ejemplo, lograr superávits cuando para ello dejan de proporcionar servicios. En un gobierno político no se guardan las utilidades, se aplican; cada peso que sobra en la tesorería, es un bache menos que se tapó”, refiere Roy Campos.
En la última década, justo antes de la próxima sucesión presidencial en México, llegaron a las gubernaturas empresarios como Eugenio Hernández Flores y Egidio Torre Cantú, en Tamaulipas; Ignacio Peralta, en Colima; Rodrigo Medina, en Nuevo León; Eduardo Bours, en Sonora; sin olvidarnos de otros recientemente consiguieron candidaturas a los gobiernos estatales, tal es el caso de Teresa Castell, en el Estado de México; entre muchos otros más.
“Aunque personalmente prefiero un gobierno de políticos, claro, entendiendo con ello un gobierno de servidores públicos; no dejo de reconocer el carácter pragmático y ligado a objetivos que inyecta un gobierno empresarial. Y cuando habla de corrupción, es erróneo decir que uno u otro es más corrupto, la corrupción se presenta en las personas más allá de su origen; eso tiene que ver con la calidad ética y no podemos exentar a ningún sector de la sociedad mexicana de ese gran problema”, reitera el analista Roy Campos.
Irónicamente los desgastes que han tenido los políticos tradicionales en la opinión pública con temas como la corrupción o la permanencia en el poder, esto provoca en las cúpulas partidistas poner en la mesa la opción a un empresario, lo que conlleva otra interrogante ¿Es ventaja o desventaja?
“Seleccionar un candidato siempre es un gran problema para todo partido político. Cuando la decisión viene de uno de los llamados partidos grandes, que tienen altas posibilidades de ganar, se abre una caja de pandora. Los militantes tradicionales de ese partido, su burocracia, sus líderes, todos se sienten desplazados y la posibilidad de rompimiento es grande; se forman grupos internos para obstaculizar esa campaña, normalmente no tienen éxito a menos que haya un control sobre ese partido para que los inconformes no formen un bloque grande”, refiere Roy Campos.
“Pero en términos de campaña la principal ventaja es que un candidato ‘nuevo’, no ligado al pasado del partido, llega sin grandes saldos negativos, llega limpio, sin historia que reclamarle y hasta con legitimidad para criticar, hasta de lo que el mismo partido ha hecho en el pasado reciente”, puntualiza.
Consulta Mitofsky de forma recurrente ha medido los niveles de aceptación del ciudadano común hacia candidatos emanados de las cúpulas políticas tradicionales y de los que han cruzado de los grupos empresariales a las ligas electorales ¿Qué acepta más el votante?
“La respuesta a esta pregunta es ambigua, te pondré un ejemplo, los ciudadanos prefieren abiertamente a un gobernante que tenga experiencia en el gobierno a uno que tenga experiencia en el sector empresarial, así tal cual y con respuesta obvia; sin embargo, le cae mejor un empresario que un político y por ello tiene más posibilidades de generarle un voto emotivo a través de su campaña. Así que la respuesta real es: depende de quién sea ese candidato nuevo y quién sea el tradicional”, refiere el encuestador nacional.
Roy Campos Ezquerra, Fundador y Director General de Consulta Mitofsky, nos da un dato revelador sobre el movimiento empresarial que de poco en poco se ha transferido al sector político mexicano.
“Cuando hablamos de este tema es inevitable referirnos a algo de historia, tal vez la actual ola de empresarios ligados a las candidaturas y gobiernos inicia con Manuel de Jesús Clouthier, candidato del PAN en 1988 a la Presidencia de la República. Pero no es exclusivo de un partido, pues podemos sumar dirigentes nacionales que han militado en el PRI como Vicente Gutiérrez Camposeco, Eduardo Bours Castelo, Jesús Vizcarra Calderón; o en el PRD como Yeidckol Polensky; por no hablar de ex gobernadores como Felipe González en Aguascalientes o incluso el mismo Eugenio Hernández Flores en Tamaulipas quienes también tuvieron su pasado empresarial”.
DE EMPRESARIOS A LÍDERES SOCIALES
Así como en la década de los años 80 en México empezaron a surgir los liderazgos empresariales preocupados en los asuntos políticos de la vida interna de los partidos, de ahí hasta comprometerse a ocupar posiciones eminentemente de proselitismo político; ahora desde el 2010 la escena política se ha visto trastocado por los liderazgos sociales como el de Alejandro Martí, María Isabel Miranda de Wallace; hasta las asesinadas activistas Teresa Bautista, Felicitas Martínez y Susana Chávez.
Quizás estamos frente al surgimiento de nueva clase de políticos emanados de los liderazgos sociales por lo que pudiera no ser una coincidencia el pronunciamiento reiterado desde 2011 hasta la fecha de Felipe Calderón Hinojosa quien insta a la cúpula panista sobre la búsqueda del mejor candidato albiazul para la Presidencia de la República.
“Sea militante o no, porque lo que está en juego es nada menos que el futuro del país, y no sólo el futuro en el gobierno de Acción Nacional”, expresó ante los medios de comunicación en alguna ocasión Felipe Calderón Hinojosa.